Un poco de música

martes, 20 de diciembre de 2011

El David de Miguel Ángel

Una buena manera de inaugurar este blog dedicado al arte renacentista es hacerlo con el pintor, arquitecto y escultor Miguel Ángel Buonarroti y su David.


Cuentan que si uno alza la mirada se sentirá sobrecogido por esta obra maestra ya que es tal su belleza que anula los sentidos. Esta escultura fue para Miguel Ángel Buonarroti la tarea más perfecta que había realizado nunca y fue la obra que lo catapultó a la fama con tan sólo veintiséis años. La historia de esta escultura viene de tiempo atrás. Entre los almacenes del gremio de tejedores de Florencia había una enorme pieza de mármol sobrante tras la construcción de la catedral y no sabían qué hacer con ella. Pretendían que alguien esculpiera una gran obra que pudiera ser llevada a la catedral de Santa María del Fiore. Agostino di Duccio, en 1460 intentó modelar la enorme pieza sin ningún éxito, de hecho, lo único que consiguió es dejar el trozo de mármol en malas condiciones ya que lo vació en gran parte. Tendríamos que esperar casi medio siglo después (principios del s. XVI) a que de nuevo alguien tratara de esculpir la enorme pieza (que ya era conocida como el gigante). Tres eran los artistas que la querían: Andrea Sansovino, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel. Fue Miguel Ángel quien luchó por conseguir que se la concedieran y así fue. Posiblemente ayudó que venía de esculpir La piedad además de que dijo que lo esculpiría de una sola pieza, sin adhesiones ni fragmentos añadidos.

La principal premisa que le dieron a Miguel Ángel antes de empezar a trabajar con la mole de mármol fue que tenía que respresentar un David bíblico, joven y portando una honda. La figura de David tenía mucha simbología para los florentinos, se sentían identificados con él porque una pequeña república (la florentina) estaba en continua guerra con la gran república italiana.Y Miguel Ángel se puso manos a la obra de 1501 a 1504 con el más absoluto de los secretos. Y éste fue el resultado.


Una enorme escultura de más de 4 metros, tallada de una sola pieza y con detalles que pueden hacernos dudar del material en el que fue tallado. El realismo de la obra es verdaderamente asombroso, desde los cabellos, al tratamiento anatómico y muscular hasta las venas de su mano derecha, todo parece real en esta escultura.


El público, cuentan las crónicas de la época, quedó asombrado. No sólo por el tamaño y el realismo de la obra, sino por la nueva imagen dada al rey David que sorprendió a sus espectadores, más acostumbrados a observar representaciones del rey David como guerrero del señor y protegido por él mismo. Pero aquí, Miguel Ángel, elige el momento bíblico en el que David mira al gigante, piensa y reflexiona antes de usar la honda que matará a su enemigo. Como dato curioso podemos advertir que la posición de sus manos y de su cuerpo nos indican que este joven y bello David era zurdo.


Por último, como gran obra que es, no se libra de parodias, aquí va una de ellas:

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